miércoles, 26 de agosto de 2009

Las judías de la Sierra Norte

Hace unas semanas, tras una dura jornada en bici, los bloggers de espormadrid disfrutábamos de unos "judiones de la Granja" y un buen cochinillo en Segovia. Quién nos iba a decir, que aquí en Madrid tenemos unas judías tan buenas o mejores que las que se dan al otro lado de la Sierra.


El Instituto Madrileño para la Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario -Imidra- ha realizado un estudio de investigación sobre las características de las judías que se cultivan en la Sierra Norte, que ha concluido que éstas poseen una alta calidad y una gran variedad que las hacen susceptibles de obtener una marca de calidad.

El cultivo de judía en la región se localiza principalmente en los municipios de la Sierra Norte, y este estudio ha permitido investigar los distintos tipos de variedades locales y sus resultados permitirán seleccionar las más interesantes para promocionar su explotación y comercialización. Las conclusiones de este estudio reflejan que el tipo de judía tradicional madrileña tiene grandes posibilidades de incorporarse al mercado, pues por sus colores -el 33% blancas y el 30% pintas-, son los dos tipos de grano más apreciados por el consumidor.


Además, la judía madrileña es bastante productiva, ya que el 51% de las variedades presentan una media de cinco semillas por vaina. Se trata de una especie de vaina grande, de unos 11,5 centímetros de longitud, y con semillas también grandes o muy grandes en el 64% de los casos, una característica deseable que puede favorecer su comercialización.


Leguminosa muy consumida


En la Comunidad se producen cada año ocho toneladas de judías secas y 500 toneladas de verdes. Esta leguminosa tiene un papel socioeconómico importante en la región, pues su cultivo se realiza en la comarca de la Sierra Norte. La judía ha sido, junto con la patata y cereales como el trigo y el centeno, uno de los cultivos clave para la alimentación humana en la Sierra Norte por su alto valor nutritivo, la facilidad para almacenarla y su buena adaptación a las condiciones ambientales de esta zona.


La judía común es una de las leguminosas más consumidas en el mundo, después de la soja y el cacahuete, y la primera si se considera sólo el consumo humano directo. Es una importante fuente de hidratos de carbono, proteínas, fibra dietética, minerales y vitaminas, y de ellas los españoles consumen 1,4 kilos por persona al año.

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