sábado, 21 de noviembre de 2009

La Bardemcilla, un restaurante de cine


Hace unos días estuve cenando en La Bardemcilla, el local que regenta la familia Bardem en el barrio de Chueca, y me sorprendió muy gratamente.

Los fines de semana está siempre lleno, por lo que conveniente llamar antes para hacer una reserva. Si no lo haces, siempre te quedará la opción de tomar algún plato y unas cañas en la barra.

La decoración del local es un homenaje al cine, y en especial a la familia Bardem, con paredes llenas de fotos y carteles de las películas protagonizadas por alguno de sus miembros. El ambiente es agradable, sin lujos, más cercano a una taberna de barrio que a un restaurante.


La Bardemcilla nos ofrece en su carta, decorada por Mónica Bardem, tapas y raciones de cocina tradicional con ingredientes de primera calidad. Los nombres de sus platos son muy cinematográficos: "Huevos de oro" (base de patatas con jamón y huevos), "Croquetas jamón jamón" (no te las puedes perder), "Perditas Durango" (papas arrugadas con mojo picón), "Más que amor… Boquerón" (crujientes boquerones adobados como el bienmesabe), "Los lomos de Washington" (solomillo de ternera de Ávila fileteados para compartir con salsa a la pimienta)…


El precio es bastante asequible, aunque como en muchos restaurantes siempre dependerá de los postres y bebidas que tomes, pero puedes calcular unos 20 euros por cabeza. El menú, a medio día, por 10 euros.

El trato es excelente, el ambiente muy animado, la comida muy buena aunque sin pretensiones, y el precio muy ajustado. ¿Qué más se puede pedir?

Dirección: Augusto Figueroa, 47, Madrid
Teléfono: 91 521 42 56
Horario: de 12:00 a 16:30 y de 20:00 a 02:00
Web: http://www.labardemcilla.com/



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1 comentario :

  1. Estuve el sábado pasado y, la verdad, la experiencia fue lo suficientemente negativa como para escribir este comentario, cosa que nunca he hecho antes.
    El primer negativo tiene que ver con que, habiendo poca clientela, la comida tardara unos 10-15 minutos, los cuales esperamos sin ni siquiera un triste plato de aceitunas. Habrá quien le parezca una tontería, no sé. A mí me parece fundamental.
    Por otro lado, las croquetas recalentadas del congelador estaban frías por dentro y la ensalada de cebolla y berengena también estaba fría, cosa que no sabíamos si era normal o no. Lo que no era normal era estar 15 minutos esperando a que te traigan un plato que ya estaba hecho. A estas alturas lo único que quería era pagar y comerme algo en el txacolí justo en frente.
    Por último, cuando pedimos la cuenta el camarero nos preguntó que nos había parecido y mi novia le comentó que la ensalada estaba fría, lo cual pareció molestarle al camarero a lo que respondió que se lo tendríamos que haber dicho. Se lo habríamos dicho si se hubiese acercado en algún momento.

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