lunes, 24 de enero de 2011

El plan Renove ha facilitado la sustitución de más de 450 calderas de carbón

Por otras de condensación que utilizan Gas Natural

El plan Renove ha facilitado la sustitución de más de 450 calderas de carbón
Más de 450 comunidades de propietarios se han beneficiado de las ayudas del Plan de Sustitución de Calderas de Carbón de la Comunidad, cuyos objetivos son aumentar la seguridad de las instalaciones, incrementar la eficiencia energética de las mismas y reducir la contaminación atmosférica. Este Plan se puso en marcha en 2009 subvencionando la transformación de salas de calderas de carbón para el uso del gas natural como combustible.

La Comunidad cuenta con cerca de 2,5 millones de viviendas familiares que son responsables de alrededor del 25% del consumo de energía de la región. El 40% del consumo energético de las viviendas corresponde al uso de la climatización.

Con anterioridad a la puesta en marcha de este Plan, existían en la región alrededor de 1.300 calderas de carbón, que consumían unas 30.000 toneladas anuales. Se trata de instalaciones muy antiguas, con un deficiente estado de conservación, lo que hace que sean poco seguras y muy poco eficientes desde el punto de vista energético.

Con el desarrollo y ejecución de este Plan se ha conseguido un ahorro energético anual de unas 3.000 toneladas equivalentes de petróleo y evitar la emisión a la atmósfera de cerca de 20.000 toneladas anuales de CO2. Esto equivale al consumo de energía anual de una población de unos 2.000 habitantes, como por ejemplo el municipio de Rascafría.

Además, las emisiones de las calderas de carbón son muy contaminantes, por lo que estas sustituciones contribuyen a la mejora de la calidad del aire, dejándose de emitir a la atmósfera unas 600 toneladas anuales de dióxido de azufre.

Calderas de condensación


El plan Renove ha facilitado la sustitución de más de 450 calderas de carbónDe las más de 450 sustituciones de antiguas calderas de carbón realizadas, 11 de ellas han sido por calderas estándar, 51 por calderas de baja temperatura y el resto por condensación, todas con gas natural como combustible. Las calderas de condensación comportan un mejor rendimiento frente a las estándar ya que recuperan parte de la energía contenida en los humos producidos en la combustión que, de otro modo, se perderían al verterlos a la atmósfera, lo que redunda en un beneficio medioambiental y económico para los usuarios.

Además, estos aparatos se mantienen en potencias bajas de funcionamiento evitando arranque y paro continuo, como ocurre con las calderas tradicionales. Permiten alcanzar rendimientos de hasta el 109% frente al 80% de las estándar.

Se trata de una tecnología muy implantada en otros países europeos como Alemania o Reino Unido, que requiere, con respecto a las calderas estándar, dotar a la caldera de un desagüe, puesto que al recuperar el calor de los humos de la combustión se condensa agua. El coste de estos aparatos se ve amortizado gracias al ahorro en el consumo de combustible.

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