El consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento, la antigua sede del BBVA en Madrid. La torre, situada en el complejo Azca del Paseo de la Castellana, constituye uno de los más importantes ejemplos de edificio de oficinas en altura de España.
El edificio fue inaugurado en 1981 como oficina central del Banco de Bilbao, entidad bancaria cuya anterior sede en la calle de Alcalá se declaró igualmente hace 20 años como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid. En este emblemático inmueble se ubica actualmente la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. La torre del BBVA y su inconfundible silueta oscura tiene una altura de 107 metros y cuenta con 30 plantas. Se trata de la primera vez que una construcción tan reciente obtiene la protección como BIC en la Comunidad de Madrid.
La protección de bienes a través de su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) o Bien de Interés Patrimonial (BIP) supone un reconocimiento a los valores históricos y arquitectónicos relevantes que posee. Para garantizar la preservación de dichos valores, cualquier actuación que se pretenda llevar a cabo sobre ellos deberá ser autorizada previamente por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid. Además tendrá que ajustarse a lo dispuesto en el texto de la declaración que, entre otros aspectos, regula los criterios básicos que deben respetar las intervenciones.
Este inmueble es singular por su compleja y original concepción estructural, por sus acertadas proporciones, por su cuidado diseño y la nobleza de los materiales utilizados. Uno de los valores relevantes del proyecto fue la elección de los materiales. Se buscó una imagen de nobleza y elegancia sin estridencias, pero utilizando materiales novedosos. El edificio, acabado en acero corten y lunas tintadas en color bronce, se impuso de forma inmediata en el paisaje urbano de Madrid por su cromatismo y su presencia serena e imponente.
El reconocimiento a su singularidad y relevantes valores arquitectónicos fue unánime desde su inauguración, siendo considerado en los ámbitos profesionales como uno de los mejores edificios de oficinas de España.
Todo ello hace del edificio del Paseo de la Castellana, 81, sede del BBVA hasta hace apenas un par de años, un elemento importante para el patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid. Por tanto, el inmueble merece esta protección específica conforme a lo previsto en la ley 3/2013 de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.
El proyecto de la torre del BBVA en Azca arrancó a principios de los años ’70, con el concurso convocado por el entonces Banco de Bilbao para construir su futura sede central en la capital de España. El arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza resultó ganador de una construcción que suponía todo un reto, ya que el edificio debía salvar la bóveda del túnel de ferrocarril del Paseo de la Castellana que une las estaciones de Atocha y Chamartín.
Sáenz de Oiza es uno de los arquitectos españoles más reconocidos internacionalmente del siglo XX. Premio Nacional de Arquitectura, en 1993 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Es el autor de las Torres Blancas en Madrid, proyecto anterior al del banco vizcaíno.
Las obras se prolongaron durante 6 años y tras su finalización la torre BBVA se convirtió, inmediatamente, en un icono del skyline madrileño en Azca. Su reinado en el centro financiero de la capital de España se extendió hasta la construcción años más tarde de la Torre Picasso. El edificio ha sido reformado recientemente tras haber sido vendido por la entidad bancaria para mudarse a su nueva sede en ‘La Vela’, otra torre de diseño y de 19 plantas situada en el barrio madrileño de Las Tablas.
El edificio fue inaugurado en 1981 como oficina central del Banco de Bilbao, entidad bancaria cuya anterior sede en la calle de Alcalá se declaró igualmente hace 20 años como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid. En este emblemático inmueble se ubica actualmente la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. La torre del BBVA y su inconfundible silueta oscura tiene una altura de 107 metros y cuenta con 30 plantas. Se trata de la primera vez que una construcción tan reciente obtiene la protección como BIC en la Comunidad de Madrid.
La protección de bienes a través de su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) o Bien de Interés Patrimonial (BIP) supone un reconocimiento a los valores históricos y arquitectónicos relevantes que posee. Para garantizar la preservación de dichos valores, cualquier actuación que se pretenda llevar a cabo sobre ellos deberá ser autorizada previamente por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid. Además tendrá que ajustarse a lo dispuesto en el texto de la declaración que, entre otros aspectos, regula los criterios básicos que deben respetar las intervenciones.
Un edificio elegante e imponente
Este inmueble es singular por su compleja y original concepción estructural, por sus acertadas proporciones, por su cuidado diseño y la nobleza de los materiales utilizados. Uno de los valores relevantes del proyecto fue la elección de los materiales. Se buscó una imagen de nobleza y elegancia sin estridencias, pero utilizando materiales novedosos. El edificio, acabado en acero corten y lunas tintadas en color bronce, se impuso de forma inmediata en el paisaje urbano de Madrid por su cromatismo y su presencia serena e imponente.
El reconocimiento a su singularidad y relevantes valores arquitectónicos fue unánime desde su inauguración, siendo considerado en los ámbitos profesionales como uno de los mejores edificios de oficinas de España.
Todo ello hace del edificio del Paseo de la Castellana, 81, sede del BBVA hasta hace apenas un par de años, un elemento importante para el patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid. Por tanto, el inmueble merece esta protección específica conforme a lo previsto en la ley 3/2013 de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.
Obra de un maestro de la arquitectura
El proyecto de la torre del BBVA en Azca arrancó a principios de los años ’70, con el concurso convocado por el entonces Banco de Bilbao para construir su futura sede central en la capital de España. El arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza resultó ganador de una construcción que suponía todo un reto, ya que el edificio debía salvar la bóveda del túnel de ferrocarril del Paseo de la Castellana que une las estaciones de Atocha y Chamartín.
Sáenz de Oiza es uno de los arquitectos españoles más reconocidos internacionalmente del siglo XX. Premio Nacional de Arquitectura, en 1993 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Es el autor de las Torres Blancas en Madrid, proyecto anterior al del banco vizcaíno.
Las obras se prolongaron durante 6 años y tras su finalización la torre BBVA se convirtió, inmediatamente, en un icono del skyline madrileño en Azca. Su reinado en el centro financiero de la capital de España se extendió hasta la construcción años más tarde de la Torre Picasso. El edificio ha sido reformado recientemente tras haber sido vendido por la entidad bancaria para mudarse a su nueva sede en ‘La Vela’, otra torre de diseño y de 19 plantas situada en el barrio madrileño de Las Tablas.
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