Los huertos urbanos comunitarios son esos espacios de reunión en las ciudades para familias, educadores e infancia que en pleno asfalto pueden cultivar alimentos frescos. Cesaron su actividad con motivo de la crisis de la COVID-19 pero sus cosechas seguían creciendo generosas, tanto que el Área de Medio Ambiente y Movilidad que dirige Borja Carabante, junto con los servicios sociales de las juntas de distrito, están donando las hortalizas recogidas a colectivos vulnerables. Para ello cuentan con el apoyo de la red del Banco de Alimentos y organizaciones como Cáritas o la Fundación IHelp, entre otras.
Decenas de kilos de productos frescos, ecológicos y de proximidad, cultivados en los barrios sin más pretensiones que acercar la ciudad al campo y generar algunos productos de autoconsumo se han convertido en cosecha solidaria para personas en situación de vulnerabilidad. Los alimentos se recogen y se entregan siguiendo los criterios de seguridad y cuentan con los permisos necesarios de movilidad para la recolección y el transporte.
Decenas de kilos de productos frescos, ecológicos y de proximidad, cultivados en los barrios sin más pretensiones que acercar la ciudad al campo y generar algunos productos de autoconsumo se han convertido en cosecha solidaria para personas en situación de vulnerabilidad. Los alimentos se recogen y se entregan siguiendo los criterios de seguridad y cuentan con los permisos necesarios de movilidad para la recolección y el transporte.