José Marcos para elpais.com
El 20 de mayo de 2009, el entonces ministro de Fomento, José Blanco (PSOE), y la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (PP), presentaron a bombo y platillo un plan de infraestructuras ferroviarias que iba a suponer “un cambio radical” en la red de Cercanías regional.
Ignorando las señales que desde hacía un año abocaban a España a una crisis profunda y duradera, las dos Administraciones vendieron una remodelación total que recogía “la inmensa mayoría” de las peticiones del Gobierno regional.
Se acordó ampliar la red ferroviaria en 115 kilómetros y más de 25 estaciones (al menos 20 de ellas, en líneas de nueva creación). Se construirían cinco intercambiadores, y se remozarían 55 paradas del centenar existente. Fomento, que debía invertir 5.000 millones de euros en estas obras, prometió convertir el proyecto en una realidad en 2015.
La Comunidad debía contribuir con 1.000 millones, para construir tres trazados a Navalcarnero, Torrejón y Moncloa que debían estar listos en 2011.
“En Madrid, conseguir que las personas y los lugares estén cada día más cerca es ganar tiempo y calidad de vida”, rezaba la publicidad institucional del ministerio. Y en eso se ha quedado cuatro años después. En propaganda.
“Es imposible cumplir un proyecto tan ambicioso cuando solo falta año y medio para la fecha señalada”, señala, contundente y sabiendo de lo que habla, Rafael Simancas, portavoz socialista en la Comisión de Transportes del Congreso de los Diputados. El PSOE gobernó el país hasta noviembre de 2011; Blanco cedió el Ministerio de Fomento un mes después a Ana Pastor (PP). Aguirre dejó la presidencia regional en septiembre de 2012, pero tomó el relevo su vicepresidente desde 2003, Ignacio González.
Si la intención de Fomento era finiquitar los proyectos entre 2009 y 2012 para, a continuación, ejecutar las obras, a día de hoy solo el 10% de las actuaciones previstas se han construido. El resto es humo.
Requerido sobre cuál es el ritmo al que avanza el plan, que afecta prácticamente a todas las líneas del trazado madrileño, la respuesta del Gobierno dibuja un escenario en el que las mejoras están muy por debajo de las expectativas generadas.
Transcurridos 48 meses y a falta solo de 18 para que venza el plazo, Fomento sigue “redactando” los estudios informativos —la primerísima fase de toda obra— de la prolongación de la red de Cercanías hasta Parla-Torrejón de la Calzada-Torrejón de Velasco; de la nueva conexión de San Sebastián de los Reyes con San Agustín de Guadalix y Algete; de la prevista de Colmenar Viejo a Soto del Real; de la prolongación hasta Mejorada del Campo; y de la variante por el centro urbano de Majadahonda y Las Rozas.
Tampoco ha habido avances significativos, más allá del papel, en la cuadruplicación de la vía entre Pinto y Aranjuez y Las Rozas-Villalba, así como en el eje transversal Este-Suroeste (tramo San Fernando-Príncipe Pío), cuyo estudio de viabilidad tampoco se ha concluido. Esta comunicación era la principal novedad del proyecto, una línea nueva que cruzaría Madrid con un recorrido en buena parte subterráneo desde San Fernando de Henares a Villaviciosa de Odón, con paso por la avenida de América y evitando Atocha o Chamartín, con el consiguiente ahorro de tiempo. Con una inversión de entre 1.200 y 1.350 millones, su finalidad era descargar la congestión del Corredor del Henares desarrollando una infraestructura que pasaría también por Alonso Martínez (el primer acuerdo para su construcción se remonta a 2003).
El único avance significativo que se ha producido en todo este tiempo se limita a un ámbito, la línea Chamartín-Barajas terminal T4, ya construido. El tramo se inauguró en septiembre de 2011, tras la inversión por parte del Gobierno de 218 millones. El siguiente paso es que el tren de alta velocidad conecte algún día con el aeropuerto, según recalcaron en la ceremonia de 2009 Aguirre, Blanco y Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde de la capital y desde diciembre de 2012 ministro de Justicia.
Más allá de la conexión por tren con Barajas, el otro hito que el Ministerio de Fomento destaca en su respuesta parlamentaria es que “está redactando el proyecto constructivo de la prolongación de la línea C-5 de Humanes a Griñón e Illescas”. “La conclusión es que las previsiones de 2009 están totalmente fuera de plazo. El Gobierno se ha olvidado de las mejoras pendientes en la red de Cercanías de Madrid, y a la Comunidad se ha olvidado de reclamarlas. Es un olvido muy grave, porque este servicio garantiza el derecho a la movilidad de los sectores más débiles de la sociedad”, apostilla Simancas.
“Aún tenemos en Madrid núcleos importantes de población sin opciones de transporte público, y los cercanías son el transporte más eficiente y sostenible”, añade el diputado.
Siguiendo con las promesas incumplidas, el Cercanías debía llegar en 2015 al 90% de la población (la región tiene 6,5 millones de habitantes), colonizando 12 municipios a los que no alcanzaba aún el tren, como Griñón, Casarrubuelos, Algete, Villaviciosa, Soto del Real o Mejorada. Estos nuevos destinos iban a contar con 21.000 plazas de aparcamientos disuasorios.
El PSOE planteará próximamente una proposición no de ley en el Congreso para instar al Gobierno a cumplir con el convenio de 2009. Ese acuerdo parecía encarrilado un mes después de su firma con la apertura de la estación de Sol, el 27 de junio de 2009, tras cinco años de obras. Aguirre, crecida entonces, anunció un “gran vestíbulo” que llegaría hasta la Gran Vía y conectaría, sin que hiciera falta salir al exterior, las líneas 1, 2, 3 y 5 del metro y C-3 y C-4 de Cercanías.
Otra promesa más que sigue pendiente.
El 20 de mayo de 2009, el entonces ministro de Fomento, José Blanco (PSOE), y la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (PP), presentaron a bombo y platillo un plan de infraestructuras ferroviarias que iba a suponer “un cambio radical” en la red de Cercanías regional.
Ignorando las señales que desde hacía un año abocaban a España a una crisis profunda y duradera, las dos Administraciones vendieron una remodelación total que recogía “la inmensa mayoría” de las peticiones del Gobierno regional.
Se acordó ampliar la red ferroviaria en 115 kilómetros y más de 25 estaciones (al menos 20 de ellas, en líneas de nueva creación). Se construirían cinco intercambiadores, y se remozarían 55 paradas del centenar existente. Fomento, que debía invertir 5.000 millones de euros en estas obras, prometió convertir el proyecto en una realidad en 2015.
La Comunidad debía contribuir con 1.000 millones, para construir tres trazados a Navalcarnero, Torrejón y Moncloa que debían estar listos en 2011.
“En Madrid, conseguir que las personas y los lugares estén cada día más cerca es ganar tiempo y calidad de vida”, rezaba la publicidad institucional del ministerio. Y en eso se ha quedado cuatro años después. En propaganda.
“Es imposible cumplir un proyecto tan ambicioso cuando solo falta año y medio para la fecha señalada”, señala, contundente y sabiendo de lo que habla, Rafael Simancas, portavoz socialista en la Comisión de Transportes del Congreso de los Diputados. El PSOE gobernó el país hasta noviembre de 2011; Blanco cedió el Ministerio de Fomento un mes después a Ana Pastor (PP). Aguirre dejó la presidencia regional en septiembre de 2012, pero tomó el relevo su vicepresidente desde 2003, Ignacio González.
Si la intención de Fomento era finiquitar los proyectos entre 2009 y 2012 para, a continuación, ejecutar las obras, a día de hoy solo el 10% de las actuaciones previstas se han construido. El resto es humo.
Requerido sobre cuál es el ritmo al que avanza el plan, que afecta prácticamente a todas las líneas del trazado madrileño, la respuesta del Gobierno dibuja un escenario en el que las mejoras están muy por debajo de las expectativas generadas.
Transcurridos 48 meses y a falta solo de 18 para que venza el plazo, Fomento sigue “redactando” los estudios informativos —la primerísima fase de toda obra— de la prolongación de la red de Cercanías hasta Parla-Torrejón de la Calzada-Torrejón de Velasco; de la nueva conexión de San Sebastián de los Reyes con San Agustín de Guadalix y Algete; de la prevista de Colmenar Viejo a Soto del Real; de la prolongación hasta Mejorada del Campo; y de la variante por el centro urbano de Majadahonda y Las Rozas.
Tampoco ha habido avances significativos, más allá del papel, en la cuadruplicación de la vía entre Pinto y Aranjuez y Las Rozas-Villalba, así como en el eje transversal Este-Suroeste (tramo San Fernando-Príncipe Pío), cuyo estudio de viabilidad tampoco se ha concluido. Esta comunicación era la principal novedad del proyecto, una línea nueva que cruzaría Madrid con un recorrido en buena parte subterráneo desde San Fernando de Henares a Villaviciosa de Odón, con paso por la avenida de América y evitando Atocha o Chamartín, con el consiguiente ahorro de tiempo. Con una inversión de entre 1.200 y 1.350 millones, su finalidad era descargar la congestión del Corredor del Henares desarrollando una infraestructura que pasaría también por Alonso Martínez (el primer acuerdo para su construcción se remonta a 2003).
El único avance significativo que se ha producido en todo este tiempo se limita a un ámbito, la línea Chamartín-Barajas terminal T4, ya construido. El tramo se inauguró en septiembre de 2011, tras la inversión por parte del Gobierno de 218 millones. El siguiente paso es que el tren de alta velocidad conecte algún día con el aeropuerto, según recalcaron en la ceremonia de 2009 Aguirre, Blanco y Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde de la capital y desde diciembre de 2012 ministro de Justicia.
Más allá de la conexión por tren con Barajas, el otro hito que el Ministerio de Fomento destaca en su respuesta parlamentaria es que “está redactando el proyecto constructivo de la prolongación de la línea C-5 de Humanes a Griñón e Illescas”. “La conclusión es que las previsiones de 2009 están totalmente fuera de plazo. El Gobierno se ha olvidado de las mejoras pendientes en la red de Cercanías de Madrid, y a la Comunidad se ha olvidado de reclamarlas. Es un olvido muy grave, porque este servicio garantiza el derecho a la movilidad de los sectores más débiles de la sociedad”, apostilla Simancas.
“Aún tenemos en Madrid núcleos importantes de población sin opciones de transporte público, y los cercanías son el transporte más eficiente y sostenible”, añade el diputado.
Siguiendo con las promesas incumplidas, el Cercanías debía llegar en 2015 al 90% de la población (la región tiene 6,5 millones de habitantes), colonizando 12 municipios a los que no alcanzaba aún el tren, como Griñón, Casarrubuelos, Algete, Villaviciosa, Soto del Real o Mejorada. Estos nuevos destinos iban a contar con 21.000 plazas de aparcamientos disuasorios.
El PSOE planteará próximamente una proposición no de ley en el Congreso para instar al Gobierno a cumplir con el convenio de 2009. Ese acuerdo parecía encarrilado un mes después de su firma con la apertura de la estación de Sol, el 27 de junio de 2009, tras cinco años de obras. Aguirre, crecida entonces, anunció un “gran vestíbulo” que llegaría hasta la Gran Vía y conectaría, sin que hiciera falta salir al exterior, las líneas 1, 2, 3 y 5 del metro y C-3 y C-4 de Cercanías.
Otra promesa más que sigue pendiente.
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