El concejal del distrito Centro, Jorge García Castaño, y la jefa del Departamento de Servicios Sociales del distrito, Carmen Cepeda, han presentado esta tarde, lunes 3 de julio, el diagnóstico de igualdad de género del distrito Centro. Al acto, celebrado en el Espacio de Encuentro Feminista situado en la calle Ribera de Curtidores 2, también ha asistido la delegada del Área de Políticas de Género y Diversidad, Celia Mayer.
En la elaboración del informe han participado agentes, colectivos y vecinos y vecinas de los seis barrios que conforman Centro y analiza diferentes aspectos como la utilización del espacio público, la salud física y emocional de sus habitantes, la organización social del cuidado, las estructuras de desigualdad existentes y el tejido económico. El diagnóstico concluye además con una batería de recomendaciones sobre la actuación municipal en el ámbito de la igualdad.
El estudio del entorno urbano como limitador o potenciador de la igualdad pone de relieve la proliferación de usos privativos del espacio público así como la utilización de algunas plazas como meros lugares de paso. Lo que se relaciona con la escasa presencia de población joven y adolescente en las calles, con las dificultades para el desarrollo de proyectos comunitarios, o con la preponderancia del uso masculinizado del espacio, que relega la presencia de mujeres a su rol de madres y cuidadoras.
El aumento de los precios de los locales comerciales se muestra como una limitación del desarrollo de iniciativas sociales y culturales, a la vez que se percibe la voluntad municipal de ceder espacios inutilizados a iniciativas ciudadanas.
En cuanto a la percepción de la seguridad, esta varía entre los diferentes barrios en función de su entramado urbano, de la iluminación de las vías públicas, o de la existencia en el entorno de comercios abiertos por la noche.
El ámbito de la salud física y emocional de la población también ha sido analizado desde una perspectiva de género. Entre otros aspectos, el estudio pone de manifiesto la perpetuación de roles de género entre la población adolescente y la normalización social de la feminización de los cuidados, que dificulta el diagnóstico de situaciones de estrés y malestar emocional. Por regla general, son las madres las que ejercen de interlocutoras con la administración, con dobles jornadas de trabajo dentro y fuera de casa difíciles de compaginar con las necesidades de cuidados de personas dependientes, así como con el autocuidado. El análisis de los estilos de vida hace hincapié en la especial vulnerabilidad de las familias monoparentales y de las madres y padres con hijos/as con diversidad funcional.
En el caso de los menores se pone de relieve el poco tiempo dedicado a la socialización del que disponen debido a la sobrecarga de actividades extraescolares, utilizando el poco que les queda libre al mundo digital, que genera pocos vínculos entre ellos y produce por tanto aislamiento social.
En el ámbito del ocio y el deporte también demuestra el diagnóstico la influencia de los roles de género con un uso masculinizado de las dotaciones deportivas en las que las chicas apenas participan como espectadoras.
En cuanto a la organización del cuidado de mayores y personas con diversidad funcional, para los vecinos y vecinas son necesarios más recursos de proximidad y de ayuda a la dependencia, así como un mayor reconocimiento y visibilidad social de estos colectivos. Y en el ámbito de la infancia, resultan insuficientes las dotaciones de servicios públicos, especialmente en el tramo comprendido entre los 0 y los 3 años, y las infraestructuras que puedan ser utilizadas para la programación de actividades de ocio y deporte infantil.
El análisis del tejido económico desde una perspectiva de género revela la continuidad de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la precarización de los sectores feminizados en los que abunda la temporalidad y la rotación, y la existencia de casos de discriminación o acoso vinculados con la solicitud de medidas de conciliación.
El análisis concluye con una serie de líneas prioritarias de acción tendentes a alcanzar objetivos como la integración de la igualdad en la actuación municipal con personal y herramientas específicas, la promoción de la participación real de las mujeres en los procesos y en la comunidad a todos los niveles, y la incorporación de los hombres como sujetos activos de la igualdad.
Por último, propone una batería de temas prioritarios sobre los que trabajar como la violencia de género, la visibilización de las mujeres, el colectivo LGTBIQ, la salud emocional en clave feminista, la diversidad funcional, la igualdad racial, la migración o los cuidados, entre otros, para alcanzar una igualdad de género real en los diversos ámbitos y espacios de la vida cotidiana de los vecinos y vecinas del distrito Centro.
En la elaboración del informe han participado agentes, colectivos y vecinos y vecinas de los seis barrios que conforman Centro y analiza diferentes aspectos como la utilización del espacio público, la salud física y emocional de sus habitantes, la organización social del cuidado, las estructuras de desigualdad existentes y el tejido económico. El diagnóstico concluye además con una batería de recomendaciones sobre la actuación municipal en el ámbito de la igualdad.
El estudio del entorno urbano como limitador o potenciador de la igualdad pone de relieve la proliferación de usos privativos del espacio público así como la utilización de algunas plazas como meros lugares de paso. Lo que se relaciona con la escasa presencia de población joven y adolescente en las calles, con las dificultades para el desarrollo de proyectos comunitarios, o con la preponderancia del uso masculinizado del espacio, que relega la presencia de mujeres a su rol de madres y cuidadoras.
El aumento de los precios de los locales comerciales se muestra como una limitación del desarrollo de iniciativas sociales y culturales, a la vez que se percibe la voluntad municipal de ceder espacios inutilizados a iniciativas ciudadanas.
En cuanto a la percepción de la seguridad, esta varía entre los diferentes barrios en función de su entramado urbano, de la iluminación de las vías públicas, o de la existencia en el entorno de comercios abiertos por la noche.
El ámbito de la salud física y emocional de la población también ha sido analizado desde una perspectiva de género. Entre otros aspectos, el estudio pone de manifiesto la perpetuación de roles de género entre la población adolescente y la normalización social de la feminización de los cuidados, que dificulta el diagnóstico de situaciones de estrés y malestar emocional. Por regla general, son las madres las que ejercen de interlocutoras con la administración, con dobles jornadas de trabajo dentro y fuera de casa difíciles de compaginar con las necesidades de cuidados de personas dependientes, así como con el autocuidado. El análisis de los estilos de vida hace hincapié en la especial vulnerabilidad de las familias monoparentales y de las madres y padres con hijos/as con diversidad funcional.
En el caso de los menores se pone de relieve el poco tiempo dedicado a la socialización del que disponen debido a la sobrecarga de actividades extraescolares, utilizando el poco que les queda libre al mundo digital, que genera pocos vínculos entre ellos y produce por tanto aislamiento social.
En el ámbito del ocio y el deporte también demuestra el diagnóstico la influencia de los roles de género con un uso masculinizado de las dotaciones deportivas en las que las chicas apenas participan como espectadoras.
En cuanto a la organización del cuidado de mayores y personas con diversidad funcional, para los vecinos y vecinas son necesarios más recursos de proximidad y de ayuda a la dependencia, así como un mayor reconocimiento y visibilidad social de estos colectivos. Y en el ámbito de la infancia, resultan insuficientes las dotaciones de servicios públicos, especialmente en el tramo comprendido entre los 0 y los 3 años, y las infraestructuras que puedan ser utilizadas para la programación de actividades de ocio y deporte infantil.
El análisis del tejido económico desde una perspectiva de género revela la continuidad de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la precarización de los sectores feminizados en los que abunda la temporalidad y la rotación, y la existencia de casos de discriminación o acoso vinculados con la solicitud de medidas de conciliación.
El análisis concluye con una serie de líneas prioritarias de acción tendentes a alcanzar objetivos como la integración de la igualdad en la actuación municipal con personal y herramientas específicas, la promoción de la participación real de las mujeres en los procesos y en la comunidad a todos los niveles, y la incorporación de los hombres como sujetos activos de la igualdad.
Por último, propone una batería de temas prioritarios sobre los que trabajar como la violencia de género, la visibilización de las mujeres, el colectivo LGTBIQ, la salud emocional en clave feminista, la diversidad funcional, la igualdad racial, la migración o los cuidados, entre otros, para alcanzar una igualdad de género real en los diversos ámbitos y espacios de la vida cotidiana de los vecinos y vecinas del distrito Centro.
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