
La portavoz del equipo de Gobierno, Rita Maestre, y el concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, han presentado hoy las cuentas para 2016, que suponen un cambio sustancial respecto a los años anteriores -en los que se habían reducido todas estas partidas- y reorientan de manera clara las prioridades del Ayuntamiento de Madrid hacia las políticas sociales.
Un presupuesto que refleja las prioridades que harán posible un cambio en el modelo de ciudad abordando la solución a los problemas más urgentes.
Junto a la subida de estas partidas, áreas como Cultura y Deporte, Medio Ambiente y Movilidad o Participación Ciudadana también constatan un crecimiento significativo.
Menos recursos para amortizar deuda
Los mecanismos planteados en los Presupuestos de 2016 para financiar estas políticas son la reducción de los importes destinados al pago de gastos financieros y amortización de deuda, y una política fiscal redistributiva.
Durante los últimos años, las cuentas municipales han provocado un elevado endeudamiento, que ha derivado ingentes recursos al pago de intereses y a la amortización de la deuda. Esta situación ha agudizado las diferencias, generando desigualdades entre unos distritos y otros, evidenciando así carencias sociales y culturales en muchos barrios.
Para paliar esta situación, el Ayuntamiento de Madrid destinará en 2016 casi un 24% menos a la deuda que en 2015, lo que implica una reducción de esa partida en 224 millones de euros.
La disminución es muy superior con respecto a la previsión estimada de cierre del ejercicio actual: Madrid destinará 539 millones de euros menos al servicio de la deuda en 2016, una cantidad cercana al 43% inferior a lo efectivamente aplicado en 2015.
Además de frenar el ritmo de amortización anticipada de la deuda, la herramienta fiscal es fundamental para poder garantizar los ingresos necesarios para la reorientación estratégica necesita la ciudad de Madrid.
Lograr que la fiscalidad se rija por los principios de suficiencia, progresividad y justicia, es imprescindible para reducir notablemente la desigualdad y frenar la concentración de riqueza en pocas manos. Para el Gobierno municipal, es la suficiencia fiscal el principio por el que deben regirse las Administraciones Públicas, no gastando según se recauda, sino recaudando en función de la satisfacción de derechos y necesidades de la ciudadanía.
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