
Se trata de ayudas a fondo perdido que pueden oscilar entre 12.000 y 60.000 euros (el 80% de los gastos que se consideren subvencionables), que permitirán la contratación de actuaciones con centros tecnológicos, universidades y organismos de investigación que supongan una transferencia de conocimiento de naturaleza científica, tecnológica o de innovación. Además, incluye la contratación de actuaciones para la implementación de la innovación como valor añadido, a través de empresas proveedoras de servicios de I+D+i.
Las actuaciones susceptibles de ayuda van desde prediagnósticos de innovación y estudios de vigilancia tecnológica (consistentes en examinar el estado de la tecnología en el sector y compararlo con el de una empresa), hasta la protección de la Propiedad Intelectual e Industrial, pasando por planes de innovación tecnológica; estudios de diseño de nuevos productos, servicios o procesos; pruebas de concepto y prototipos no comercializables; ensayos y test de validación.
Todo ello permitiría ayudar a una empresa a recorrer el camino de la innovación, desde el prediagnóstico (que podría ser “no sé nada sobre innovación”), el análisis de viabilidad de una primera idea de mejora y el proceso subsiguiente de poder plasmarla en un proceso o producto que conduzca a la patente.
Importante oferta de conocimiento científico y técnico
En la Comunidad de Madrid existe un entorno muy favorable para el progreso de la innovación, puesto que su sistema de I+D cuenta con numerosos agentes de primer nivel (entre ellos, universidades organismos públicos de investigación, centros tecnológicos, centros de innovación o empresas especializadas en servicios de apoyo a la I+D+i) que dotan a la región de una importantísima oferta de conocimiento científico y técnico para el tejido empresarial.
Sin embargo, la abundante y diversa oferta de agentes tecnológicos presentes en este ecosistema regional de innovación no es incompatible con la existencia de una baja tasa de absorción de la I+D+i generada en la región por parte de las pequeñas empresas y, de forma muy especial, por las pequeñas empresas no tecnológicas pertenecientes a sectores tradicionales.
Estas ayudas pretenden contribuir a cerrar la brecha existente entre ambos mundos y mejorar la productividad del tejido empresarial madrileño, generando una economía competitiva que asegure el crecimiento del empleo y mejorando las condiciones de vida de los ciudadanos.
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