lunes, 29 de diciembre de 2008

¿Se puede acabar con los atascos?

Una alternativa liberal al sistema actual de carreteras




"Un atasco de tráfico es una colisión entre la libre empresa y el socialismo. La libre empresa produce automóviles más rápido que el socialismo carreteras y capacidad circulatoria."
Andrew Galambos

Una de las creencias más extendidas en nuestra sociedad actual es que hay bienes y servicios que exclusivamente pueden ser proveídos por el Estado. Uno de ellos son las carreteras. Nadie se ha parado ha pensar seriamente y hacerse algunas preguntas. ¿Tienen los atascos solución? ¿Existe alguna alternativa a medidas restrictivas al tráfico de vehículos? ¿Puede el Estado mediante mayor inversión acabar con este problema? ¿Por qué no puede proporcionar el mercado ese bien económico? En caso de sí poder hacerlo, ¿sería beneficioso?

El Estado gasta al año unos 20.000 millones de euros en infraestructuras de transporte, de los cuales unos 5.000 millones van destinados a la construcción y conservación de carreteras. Es una de las partidas más importantes de la inversión pública. Ese dinero se consigue mediante coacción a base de impuestos o deuda pública (impuestos futuros). Son 20.000 millones de euros que han dejado de ser un bien económico (privado) para convertirse en un bien libre (público). Por lo tanto, se levanta un monopolio por la fuerza que elimina la posibilidad a otras empresas de haber hecho tal tarea mucho más eficientemente. Todo ello sin contar la inevitable corrupción a la que llevan aparejados los faraónicos proyectos del Estado.

Otra clara desventaja de la producción de carreteras por parte del Estado está en las expropiaciones que realizan por la fuerza a los particulares para la construcción de la infraestructura. En una economía totalmente libre tales gastos no existen. Las empresas invierten libremente porque esperan obtener un beneficio derivado de su inversión. La intervención del Estado conduce a una oferta escasa; que a la vez lleva a un mayor precio en la creación de la carretera, y por lo tanto, un desorbitado gasto innecesario. Otra consecuencia inevitable es la disminución de utilidad del consumidor. Es decir, se generan mayores atascos, más inseguridad y menos dinero en el bolsillo de los particulares y empresas que en una economía libre.

Otra duda que a mi me surge es: ¿por qué han de pagar todos por lo que sólo unos cuantos usan? En una economía privada esto no ocurre; cada uno paga por aquello que se beneficia y no más. Además el Estado también escucha a los grupos de presión que no usan las carreteras como a los ecologistas, sindicatos... A ellos poco les importa lo que cueste la carretera, los atascos que generan, etc. Siendo así, ¿qué derecho tienen en manipular la construcción, encarecer el precio, o evitar que se construya la carretera? Evidentemente ninguno. Sólo el empresario sabrá oír las necesidades del consumidor y estos dos serán los dos grandes beneficiados de forma directa más el desarrollo derivado para el resto del país.

Cuando el consumidor empieza a demandar un bien y el empresario descubre ahí una oportunidad de obtener beneficio y empieza a producirlo. A medida que avanza el tiempo surge competencia. La competencia hace que el producto tenga el mismo valor para el consumidor pero hace, en términos de precio, el producto más asequible, es decir, que más consumidores accedan a él. A medida que el consumidor va atribuyendo mayor o menor valor al producto, los productores van adaptando su estructura productiva invirtiendo o desinvirtiendo.

Las expropiaciones son justificadas muchas veces como elemento esencial para la construcción de las carreteras. Por lo tanto, sólo el Estado, que es el que posee el aparato de coacción y represión que legitima la agresión unilateral haciéndola legal, sería capaz de construir carreteras. Es cierto que el mercado libre jamás puede expropiar. Éste se basa en la negociación y el beneficio de las dos partes, por lo tanto en una economía de la libertad la expropiación jamás puede existir.

¿Esto significa que no se podrían construir carreteras? No, existirían formas alternativas de negociación: podría hacérsele un pago único al propietario del terreno según un valor pactado y adecuado o bien convirtiendo al propietario en accionista de la autopista en cuestión, darle privilegios en el uso, etc. Pero si todo y así el propietario no accede en ninguno de los casos la empresa que construye la autopista tendrá que tomar un camino alternativo.

¿Generaría esto un coste tan elevado que imposibilitaría la construcción de la autopista? No, el empresario lucharía para sortear el problema, igual que lucha contra la competencia y las leyes reguladoras de los negocios. El Estado encarece el producto, el libre mercado lo abarata. Al Estado construir una carretera, que no tiene por que ser una necesidad real de la demanda, los factores usados irán en detrimento de otros: menos edificios, menos empresas, escuelas, hospitales privados, etc. Ha quedado demostrado además que el libre mercado ha sido capaz de producir eficientemente seguridad, educación, sanidad, es decir absolutamente todo. ¿Por qué no iba a ser posible producir carreteras?

Por último, ganaríamos en elección, podríamos elegir entre varios tipos y precios de carreteras, es decir, ganaríamos en libertad en general, tendíamos más capacidad ahorrativa, de gasto o inversión. Podríamos emprender nuestro propio negocio de carreteras si así lo considerásemos sin trámites ni burócratas manipulados y no tendríamos que empobrecernos con el robo de los impuestos. Cada uno pagaría por aquello que se beneficia.

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