lunes, 28 de diciembre de 2009

Próxima exposición para celebrar los 200 años del Centro Geográfico del Ejército

Dispone de visitas guiadas


El Centro Geográfico del Ejército celebrará en breve su bicentenario con una exposición en la que se mostrará al público una muestra de los fondos cartográficos de su archivo, de rango nacional, que figuran entre los más importantes de España.


El Centro Geográfico del Ejército es un extenso recinto de modernos bloques de dos plantas situado junto a la A-5. Fue fundado con los fondos procedentes del Depósito de Guerra surgido simultáneamente al nacimiento del Cuerpo de Estado Mayor, creado en 1810 en España por el general J. Blake, al que aquél quedó desde entonces integrado.

Próxima exposición conmemorativa


El coronel Francisco Hernández Cifuentes, ingeniero por la Universidad Politécnica de Madrid, geodesta y director del Centro Geográfico del Ejército, asegura que “el archivo mostrará al público en 6 salas un repertorio escogido entre sus mejores mapas”. Estos fueron realizados a partir de 1810 por topógrafos militares españoles. Otros proceden de las adquisiciones de las colecciones de Francisco Coello de Portugal, fundador de la Sociedad Geográfica, y de Manuel Rico en el arranque del siglo XX, concretamente en 1902.


Ambas colecciones configuran algo menos de la mitad del conjunto del centro, explica Luis Magallanes, responsable del archivo. “El grueso de los fondos incluye cartografías de España, Marruecos, Cuba, Puerto Rico y Filipinas”, añade. Estas zonas dispondrán, presumiblemente, de sala propia, otras de las cuales se dedicarán a cartografías urbanas, historia militar, itinerarios y mapas territoriales.

Archivo extenso


En cifras, el Archivo de Centro Geográfico del Ejército alberga 15.000 mapas y planos exentos, así como 290 atlas anteriores al siglo XX, además de 35.000 materiales cartográficos que datan de fechas posteriores a 1900. De los documentos más antiguos destacan los llamados itinerarios, textos en los cuales se reflejaban descripciones geográficas de circuitos entre enclaves con significación desde el punto de vista militar. Estos documentos incluían datos del vecindario de poblaciones, vías de comunicación, instalaciones aptas para el aposentamiento de tropas, pozos, fuentes y bosques.

Con datos procedentes de elementos descriptivos de este tipo se elaboraban mapas más detallados, como el primer mapa general de España, a escala 1/50.000, comenzado en 1870. Sorprendentemente, este mapa no fue concluido hasta el año de 1968. La cartografía ha sido siempre sensible a las vicisitudes políticas. Así, un mapa del Cono Sur americano, encomendado al cartógrafo español Juan de la Cruz en 1775 y por él laboriosamente alzado, nunca vio la luz pues su trazado mermaba los intereses de España en un diferendo de límites con Portugal. Precisamente figura un mapa de los atrincheramientos de Lisboa trazado con profusión de detalles por un comandante español de Estado Mayor allí destinado en la Primera Guerra Mundial. Otros mapas de campos atrincherados se refieren a enclaves pirenaicos españoles como uno muy pormenorizado de Jaca.


“Las cartografías de confrontaciones bélicas se empleaban también para el estudio estratégico en las Escuelas Militares”, explica el coronel Hernández Cifuentes. En sus manos muestra un mapa de la península de Kuang Tung, en Manchuria, hecha en castellano, que describe detalladísimos pormenores de un episodio de la guerra ruso-japonesa reñida en aquel escenario en 1904. Otra de las joyas que los fondos archivísticos militares contienen es una recreación descriptiva, realizada en 1847, del escenario de la batalla de Las Navas de Tolosa, librada en 1212.

Sobresale por su belleza el Gran Atlas de Jean Blae, editado en Amsterdam en 1670. Se trata de un ejemplar casi único ya que las planchas para su impresión quedaron destruidas por un incendio en 1672.


La cartografía referida a la América hispana es realmente extraordinaria, hecho que atestigua el enorme interés que el subcontinente adquirió para su entonces metrópolis. La riqueza y variedad de las cartas que el centro contiene son expresión del vigoroso empuje dado a las ciencias españolas late, durante el XVIII. Junto al archivo, un pequeño pero sustancioso museo de objetos básicos para la elaboración de las cartografías, da noticia de la honda transformación tecnológica operada en este ámbito —destacan un potente estereoplanígrafo de 1936 y un taquipantógrafo de 1946— donde el despliegue de la fotografía aérea primero, de la fotogrametría después y de la ulterior informatización de los años 1990, reinventaron una ciencia hasta entonces manuscrita por sublimes especialistas.


En la tarea de dirigir aquel esfuerzo, los nombres de geógrafos, topógrafos y cartógrafos españoles como Juan de la Cosa Tomás López o los generales Ibáñez Ibero, Martínez Campos o Suárez Inclán, más sagas como los Teixeira u Oliva, brillan con luz propia. “Todos estos tesoros están abiertos a la visita y la consulta”, recuerda el director del centro.


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Fuente: El País

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