Es uno de los rincones más populares de Carabanchel. Situada junto al Metro de Oporto, entre el triángulo formado por General Ricardos, Manuel Lamela y Clara Campoamor, para los carabancheleros esta zona ajardinada ha sido siempre Puerta Bonita. Pero desde se asociará siempre al nombre de una de las figuras más grandes del flamenco, Enrique Morente. La alcaldesa, Ana Botella, ha inaugurado los jardines que llevan el nombre del cantaor (C/ General Ricardos s/n, frente al nº 184), cumpliendo así una promesa que defendió cuando todavía era delegada de Medio Ambiente y que fue aprobada con la unanimidad de todas las fuerzas políticas municipales, tras la muerte de este "poeta del flamenco" como lo definió. "Madrid estaba en deuda con Enrique" y hoy la ciudad le rinde un "merecido homenaje".
Junto a la alcaldesa, la familia al completo, con Aurora Carbonell, su viuda, al frente y "ese legado irrepetible y una gran estirpe para el mundo de la cultura: sus hijos Estrella, Soleá y José Enrique".
La elección de Puerta Bonita viene dada por la vinculación del cantaor granadino con este popular barrio madrileño. Muy cerca de ahí, en la calle de Alvarez Abellán, vivió Morente más de veinte años, entre 1970 y 1991. "La vinculación de Enrique Morente con la Ciudad de Madrid fue determinante en su carrera -constató la alcaldesa-. A Madrid viajó movido por su afán de aprendizaje y en Madrid se consagró como artista y vivió gran parte de su vida". De hecho, recordó, cuando se le preguntaba por una ciudad "siempre contestaba: Madrid". Aquí, llegó siendo un adolescente, y volvía siempre.
La alcaldesa repasó la trayectoria de Morente y su periplo vital por Madrid. Fue aquí donde se formó junto a Pepe de la Matrona, donde fue creciendo y donde debutó en la peña flamenca Charlot en los primeros años de la década de los 60. Aquí venía a visitarlo Camarón, acompañado de un joven Tomatito para ‘ver en qué anda Enrique ahora...'. "Y a Madrid volvió en múltiples ocasiones para mostrar y demostrar su arte en el Teatro Olimpia, en el Real, en el Teatro de la Zarzuela". Cantó también en el tablao de Zambra, las Cuevas de Nemesio, en el Café de Chinitas... Y junto con el guitarrista Manolo Sanlúcar, fue el primer cantaor que actuó en el Ateneo.
"Desde el Ayuntamiento de Madrid hemos estado encantados de ceder nuestros espacios municipales Teatro Circo Price y Teatro Español al merecidísimo tributo que se la ha rendido, con enorme éxito, en el memorial Morente más Morente. Medio centenar de artistas y creadores se han sumado al recuerdo del Maestro", manifestó Botella.
Se han celebrado conciertos, encuentros, recitales y la magnífica exposición La Aurora de Morente, en la que Aurora Carbonell ha reunido sus obras de estos tres últimos años cumpliendo el deseo de su esposo. "Porque antes de morir Enrique le pidió a Aurora que no dejara de pintar y de crear, y que mostrara su trabajo. Gracias, Aurora, por tus espléndidos cuadros, dibujos y esculturas", dijo la alcaldesa.
En el retrato que la alcaldesa hizo del "gran renovador del flamenco", destacó su constante inquietud que le llevó a experimentar, mezclando distintas formas de expresión flamenca o adaptando la poesía de autores como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, García Lorca, Miguel Hernández, Alberti, Machado o Guillén. "Trasladó la poesía al cante y el flamenco al arte, y se atrevió, incluso, a poner música a los textos y poemas del malagueño más universal, Pablo Picasso", señaló.
Premio Nacional de Música, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros merecidos galardones, "Enrique fue un artista íntegro, auténtico y profundo. Y siempre colaboró en beneficio de la ciudad en todo lo que se le pidió. Jamás una negativa ni una duda. Se ponía a disposición de su público madrileño con generosidad y rapidez".
Junto a la alcaldesa, la familia al completo, con Aurora Carbonell, su viuda, al frente y "ese legado irrepetible y una gran estirpe para el mundo de la cultura: sus hijos Estrella, Soleá y José Enrique".
La elección de Puerta Bonita viene dada por la vinculación del cantaor granadino con este popular barrio madrileño. Muy cerca de ahí, en la calle de Alvarez Abellán, vivió Morente más de veinte años, entre 1970 y 1991. "La vinculación de Enrique Morente con la Ciudad de Madrid fue determinante en su carrera -constató la alcaldesa-. A Madrid viajó movido por su afán de aprendizaje y en Madrid se consagró como artista y vivió gran parte de su vida". De hecho, recordó, cuando se le preguntaba por una ciudad "siempre contestaba: Madrid". Aquí, llegó siendo un adolescente, y volvía siempre.
La alcaldesa repasó la trayectoria de Morente y su periplo vital por Madrid. Fue aquí donde se formó junto a Pepe de la Matrona, donde fue creciendo y donde debutó en la peña flamenca Charlot en los primeros años de la década de los 60. Aquí venía a visitarlo Camarón, acompañado de un joven Tomatito para ‘ver en qué anda Enrique ahora...'. "Y a Madrid volvió en múltiples ocasiones para mostrar y demostrar su arte en el Teatro Olimpia, en el Real, en el Teatro de la Zarzuela". Cantó también en el tablao de Zambra, las Cuevas de Nemesio, en el Café de Chinitas... Y junto con el guitarrista Manolo Sanlúcar, fue el primer cantaor que actuó en el Ateneo.
"Desde el Ayuntamiento de Madrid hemos estado encantados de ceder nuestros espacios municipales Teatro Circo Price y Teatro Español al merecidísimo tributo que se la ha rendido, con enorme éxito, en el memorial Morente más Morente. Medio centenar de artistas y creadores se han sumado al recuerdo del Maestro", manifestó Botella.
Se han celebrado conciertos, encuentros, recitales y la magnífica exposición La Aurora de Morente, en la que Aurora Carbonell ha reunido sus obras de estos tres últimos años cumpliendo el deseo de su esposo. "Porque antes de morir Enrique le pidió a Aurora que no dejara de pintar y de crear, y que mostrara su trabajo. Gracias, Aurora, por tus espléndidos cuadros, dibujos y esculturas", dijo la alcaldesa.
Gran renovador del flamenco
En el retrato que la alcaldesa hizo del "gran renovador del flamenco", destacó su constante inquietud que le llevó a experimentar, mezclando distintas formas de expresión flamenca o adaptando la poesía de autores como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, García Lorca, Miguel Hernández, Alberti, Machado o Guillén. "Trasladó la poesía al cante y el flamenco al arte, y se atrevió, incluso, a poner música a los textos y poemas del malagueño más universal, Pablo Picasso", señaló.
Premio Nacional de Música, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros merecidos galardones, "Enrique fue un artista íntegro, auténtico y profundo. Y siempre colaboró en beneficio de la ciudad en todo lo que se le pidió. Jamás una negativa ni una duda. Se ponía a disposición de su público madrileño con generosidad y rapidez".
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