jueves, 27 de marzo de 2014

El ecobarrio de La Rosilla, el polígono de La Atalayuela y el Parque de la Gavia paralizados

Marta Belver para elmundo.es

En el 'triángulo de las Bermudas' del Ensanche de Vallecas no desaparecen barcos ni aviones, pero sí proyectos millonarios. El ecobarrio de La Rosilla, el polígono de La Atalayuela y el Parque de la Gavia, pergeñados en su día por el Ayuntamiento de Madrid como motores de desarrollo para la zona, se han gripado: varios años después de las fechas previstas para sus inauguraciones siguen siendo prácticamente eriales.

Obras de urbanización del ecobarrio de La Rosilla en Vallecas - pincha para ampliar
Las tres obras inacabadas se enmarcan entre la avenida del Mayorazgo y las carreteras M-602, M-31 y M-45. Hasta donde ha podido contrastar ELMUNDO.es con documentos oficiales, este agujero negro urbanístico se ha tragado más de ocho millones de euros. Pero la cantidad probablemente es muy superior.

Para la primera arista de este triángulo, La Rosilla, el plan era transformar un antiguo poblado chabolista en un ecobarrio de 400 viviendas que incorporarían aspectos bioclimáticos. En 2009 el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón aprobó la modificación del Plan General de Ordenación Urbana para poder trasformar la parcela, de 38.000 metros cuadrados.

El presupuesto para las obras de urbanización fue de 2,3 millones de euros, más otros 132.948 euros para el biopavimento, según consta en la memoria de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) de 2012. Lo único que hay hoy sobre el terreno son unas cuantas farolas que no alumbran a ningún vecino al volver a casa, porque no hay ni una sola en pie, y algunos trozos de acera fabricada con materiales presuntamente innovadores.

Obras de urbanización del ecobarrio de La Rosilla en Vallecas - pincha para ampliar
Como «debido a la situación económica y al cambio de demanda» el Ayuntamiento de Madrid ha descartado iniciar nuevas promociones residenciales, en la EMVS lo que dicen es que están «trabajando para darle viabilidad al ámbito, donde, independientemente de quien las construya, hay garantizadas alrededor de 400 viviendas protegidas».

Entre tanto, su aspecto es tan fantasmagórico como el de su vecina La Atalayuela. Este polígono de 1,7 millones de metros cuadrados debería haberse inaugurado en 2007. Allí, entre otras dotaciones, se proyectó la Ciudad de la Moda, que pretendía ser un imán para que las empresas textiles más importantes de España instalaran sus sedes.

La urbanización está concluida al 94% desde hace años y aún no se ha puesto ni un solo ladrillo de ninguna nave industrial. En una visita a la zona en 2012, el portavoz del Grupo Municipal Socialista, Jaime Lissavetzky, denunció los 78,5 millones de euros que, en conjunto, habían salido de las arcas locales para nada (sumando todo tipo de gastos vinculados, como la mejora de las carreteras colindantes), una cifra que este periódico no ha podido contrastar pero que no fue desmentida en su día por el Ayuntamiento de Madrid.

Aprobada la reparcelación del nuevo polígono industrial de La Atalayuela
La única información que ofrecen en el Área de Urbanismo sobre este voluminoso proyecto inacabado es el coste que tuvo que asumir el Consistorio sobre «la expropiación a los propietarios no adheridos», «el 6%» de «un importe de 923.490 euros correspondiente con la valoración de los bienes y derechos». Ningún detalle sobre si el polígono adquirirá o no relieve y, por tanto, utilidad.

La última pieza del triángulo es la del Parque de la Gavia, un proyecto encargado al Premio Pritzker Toyo Ito que absorbió 5,8 millones de euros del Plan E. Además de 40 hectáreas de zonas verdes y la plantación de 2.000 árboles, se planeó que allí se construiría un canal para la competición de piragüismo y slalom en el caso de que Madrid fuera finalmente una ciudad olímpica.

La prueba más evidente del futuro incierto de este 'pulmón' es que ni en el Área de Urbanismo ni en la Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid saben dar cuenta de qué va a pasar con la mitad de esta superficie aún por desarrollar, con trazas de descampado abandonado. En la que teóricamente sí está concluida, los vecinos se quejan de que ni siquiera hay fuentes, a pesar de ser un parque dedicado al agua.

Parque de la Gavia
El Grupo Municipal Socialista trató de registrar una pregunta en el Pleno de la Junta de Distrito de Vallecas sobre qué alternativa tenía el equipo municipal para el canal olímpico que se había planeado en este ámbito, justo después de que Tokio desbancara a Madrid en la carrera por los Juegos de 2020. Se rechazó con la excusa de que era «reiterativa».

La mejor metáfora de este 'triángulo de las Bermudas' a la madrileña es que, de los tres proyectos atascados, el único letrero que se ha colocado de momento es de la calle bautizada Sitio de Baler; el lugar donde estuvieron asediados los 'últimos de Filipinas' hasta que España entregó la soberanía del país a EEUU.

Apoyo


«Villa de Vallecas es un distrito necesitado de inversiones que frenen la desigualdad social y doten a sus ciudadanos de los equipamientos educativos, culturales y deportivos necesarios, especialmente en el Ensanche de Vallecas que carece de casi todos ellos», señala el concejal del Grupo Municipal Socialista Pablo García-Rojo.

Según enumera, «ejemplos claros de esto son las reivindicaciones de la construcción de un Instituto de Enseñanza Secundaria y del centro de educación primaria José de Echegaray prometidos por el Gobierno de la Comunidad y después no ejecutados, además de la demanda de centros culturales y deportivos a cargo del Ayuntamiento de Madrid que tampoco se construyen».

«En su lugar observamos como grandes proyectos municipales se han convertido en un auténtico coladero de dinero público y han dejado un rastro de inmensos descampados y parcelas vacantes. Proyectos que deberían haber sido de generación de oportunidad y empleo como la Atalayuela, de extensión de zonas verdes y proyecto olímpico como el Parque de la Gavia, o de pretendida sostenibilidad urbana como el Ecobarrio de la Rosilla son hoy exponentes del derroche y de la ruina financiera del Ayuntamiento de Madrid», concluye García-Rojo.

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